Camadas legendarias : Los Tordos Rugby Club del 63 ( Provincia de Mendoza )

Nací en el 63 dice la canción de Fito Páez que bien podrían cantar los integrantes de una división de Los Tordos que dejó una huella en el club del Carril Urquiza. Más allá de algunos campeonatos ganados, fue un equipo que dejó muy buenos recuerdos dentro y fuera de la institución azulgrana.

Los 70 eran épocas en los que el rugby infantil tenía una organización incipiente y la cantidad de chicos ni se acerca a la que existe actualmente. Por eso los primeros recuerdos de la camada 63 como tal datan de 1974 cuando “la novena” (hoy sería la M11) con algunos de los integrantes que después llegaron a juveniles y al plantel superior, hizo su primer viaje a La Plata y Buenos Aires.

“Fuimos a jugar con La Plata y Los Tilos y al otro día jugamos un nine en Hindú” recordó el Turco Hugo Victoria, uno de los memoriosos del equipo. El dato marca también la época ya que así como existían los torneos de seven a side (hoy se lo denomina seven y es deporte olímpico) los niños jugaban de a 9 jugadores por lado y los encuentros infantiles eran llamados nine a side.

Entrenados por Carlos Serrano, Alejandro Caco Apatye y también por Pepe Danza (alma mater de los infantiles de Los Tordos en esa época), los chicos fueron creciendo y se fueron sumando jugadores hasta que llegó el primer festejo de un campeonato oficial, el de sexta (hoy sería M14) de 1977 con una gran campaña ya que solo perdieron un partido ante el Mendoza RC (8 a 4).

Al año se sumó como entrenador Pedro García, quien los acompañaría hasta el final de su etapa de rugby juvenil. Aquí vale la pena señalar que el rugby juvenil en los 70 se extendía por cinco años: uno de sexta (14 años), dos de quinta (15 y 16 años) y dos de cuarta (17 y 18). El dato es válido para contar que en 1981, cuando justamente la camada 63 había terminado su segundo año de cuarta, la UAR cambió las edades y los campeonatos de rugby juvenil a partir de 1982 quedaron así: sexta (14 años, se jugó hasta 1984 cuando pasó ser infantil o ahora cadetes), quinta (15 años, desde el 2006 no compite oficialmente en nuestra provincia), cuarta (16 y 17 años) y juvenil (18 y 19).

Esto hizo que la 63 extendiera por un año más su paso por el rugby juvenil antes de sumarse al plantel superior, aunque algunos ya habían debutado antes en primera o intermedia.

Jugar en quinta y cuarta en aquella época era todo un desafío ya que al competir dos camadas juntas muchas veces había que enfrentar a equipos un año más grandes: “En general nos fue bien cuando nos tocaba ser B (primer año de la categoría). A los únicos que nunca pudimos ganarles fue a la 62 de Marista” admite Ricardo Fofi Pontino, quien destaca de aquel equipo de Marista a jugadores como Darío Battistini, el Pichón Flóramo, Roli Lo Moro y Alejandro González Estévenez.

De todos modos la 63, conducida dentro de la cancha por el Artista Andía, fue campeona en quinta A y llegó a definir el campeonato de cuarta de 1981 contra Liceo. Fue un partido épico, una fría tarde en la cancha de la calle Boulogne Su Mer y una ajustada victoria de los Clavos por 3 a 0. Entre los destacados de aquella división de Liceo se puede nombrar a Javier Linares, Pablo Aprea y Roli Yanelli, entre otros.

Esto no afectó el ánimo de los azulgranas que se quedaron con el seven Jorge O’Donnell de cuarta (ya habían ganado el de 5ª y el de 4ª siendo B) al vencer en la final al Mendoza RC y además la base de ese equipo (6 jugadores) le dio ese año a Los Tordos el primer título en el seven de primera, justamente en la cancha de Boulogne Sur Mer y con Gabriel Andía elegido mejor jugador del torneo. Vale la pena destacar que un año antes, en 1980, y siendo cuarta B, el mismo equipo había sido semifinalista del seven de primera que fue ganado por San Jorge. Un año más tarde tuvieron revancha contra los sanrafaelinos.

En 1982, con algunos jugadores alternando en primera y otros cumpliendo con el servicio militar, llegó el último año de juveniles de la 63 de Los Tordos que culminó con un nuevo campeonato, en este caso compartido con el Mendoza RC, otro duro rival en el que sobresalían el Pato Marcelo Sabez, Federico Sayavedra y Guido Domínguez, entre otros.

Una buena cantidad de jugadores azulgranas formaron parte de los seleccionados juveniles de la URC. Ellos son: Chavalín Persia, Fabio Venier, Gabriel Lucero, el Negro Gei, Turco Victoria, Gabriel Andía, Pato Guardia, Diego Carbonell y Fofi Pontino, protagonista de un verdadero record ya que fue centro o full back en el seleccionado juvenil (M19) se lesionó la rodilla y volvió de pilar del seleccionado junior (M21) para luego jugar en primera hasta los 32 años. Pontino, junto al Tillero Luceo, Artista Andía y Diego Carbonell llegaron después al seleccionado mayor.

Si el 82 fue un bonus extra, también se puede destacar que en el 83, al subir al plantel superior, aunque algunos ya jugaban en primera, la base del equipo formó una intermedia B en la que participaron varios jugadores que venían de Peumayén, club que en esos años no tenía actividad.

Entre los viajes realizados por esta división, sus integrantes recuerdan alguno a Buenos Aires y otro a Río Cuarto, a la vez que también destacan la buena relación y habituales reuniones con los jugadores de distintos clubes de la camada.

El resumen final está a cargo de Pedro García: “Fue de la primeras divisiones infantiles consolidadas que tuvo el club, formada por Pepe Danza, Carlos Serrano y Caco Apatye. Comandados por el Artista (Gabriel Andía) siempre les gustó mucho el juego de manos. De chicos armaban jugadas y la más recordada se llamaba “All Blacks variación pomo” , en la que el Artista se ponía como apertura detrás del scrum, recibía la pelota, la escondía en la espalda y mientras los otros se cruzaban por detrás, él estaba de frente al rival y decidía para que lado atacar. Entre 1978 y 1982 me toco entrenarlos y les inculqué el amor al seven. Jugando en su división ganaron casi todos y la gran aventura fue jugar el seven de primera. A los 17 perdieron en semifinales y a los 18 fueron campeones con dos o 3 viejos que los acompañaban. En resumen fue un grupo al que le gustaba jugar mucho la pelota, eran buenos tackleadores y tenían un buen scrum, lo que les permitió muchas veces superar a equipos más grandes de edad y de físico, pero lo más importante es que se divirtieron y algunos de ellos jugaron mucho tiempo en el plantel superior del club”