Repasando su extraordinaria carrera deportiva, el Topo Rodríguez destaca que uno de sus mejores partidos «Fue cuando le ganamos a Australia, en Brisbane, 18 a 3. Ese fue el primer partido ganado por Los Pumas en el extranjero y gracias a ese partido se me abrieron muchas puertas en Australia».
El histórico partido de 1983
Tras decir esto, abre un asterisco: «Acá quiero hacer una aclaración. La decisión de ir a Australia fue mía y lo hice por mi familia. No me fui para jugar al rugby, ni nadie me contrató. En la gira del 83 vi el potencial del país, conocí a la gente y me fui a probar porque la situación acá estaba complicada, pero yo tenía 32 años, pensaba que mi carrera estaba terminada. Ni mamado se me ocurría que iba a jugar en los Wallabies pero después de un par de meses jugando en el club (Warringah RC), me seleccionaron para jugar por New South Wales y ahí nomás me invitan a integrar el plantel de los Wallabies. En ese momento arranqué y seguí por 4 años».
Te puede interesar: Un café con el Topo Rodríguez (Parte 1)
Sobre como transformó su juego cuando estuvo en Australia, señaló: «Técnicamente no cambié. Estaba considerado entre los mejores del mundo en mi puesto pero lo que más me cambió fue el mayor nivel de intensidad y concentración, algo que yo siempre tuve pero el rugby australiano era más intenso, no te podías descuidar un segundo y eso hizo que mi nivel de atención dentro de la cancha subiera uno o dos escalones. No me costó tanto porque yo venía con una preparación física muy buena de todos mis años en Córdoba, con el Gordo Bassani, y el estado físico es producto de la acumulación de trabajo concienzudo».
Recordando momentos culminantes de su carrera en los Wallabies, indicó: «El pico de mi carrera en Australia fue en 1984 la gira del Grand Slam, donde le ganamos a los cuatro seleccionados de las islas y le hicimos un try scrum a Gales, y después en 1986 cuando le ganamos a los All Blacks en Nueva Zelanda por la Bledisloe Cup. En esos años éramos el mejor equipo del mundo, sin jugar mundiales porque el primero fue en 1987 y ahí ya no teníamos el mismo nivel, el equipo de desinfló por varias razones. Pero hasta fines del 1986 éramos el mejor equipo del mundo, sin competir contra Sudáfrica porque no se podía jugar contra ellos».
El triunfo ante Gales en la gira del Grand Slam
«Tambén quiero aclarar que en Australia, en los cuatro años que estuve en el seleccionado nunca vi un peso, solo nos pagaban los gastos de las giras. Fijate que después me contaron que en el 79 la unión australiana estaba quebrada y la UAR le pagó los pasajes de la gira. Y un año antes Nueva Zelanda tuvo que comprarles las camisetas para jugar la Bledisloe Cup. Yo en mi carrera internacional nunca vi un tipo drogarse y nunca vi un peso. El semiprofesionalismo en los Wallabies arranca recién en 1990, antes del Mundial 91, cuando empezaron a armar cenas y recepciones para juntar plata y después la repartían entre los jugadores», expresó.
Enfrentar a Los Pumas no fue fácil pero el Topo, con la perspectiva que otorgan los años, resaltó: «Yo no me fui a Australia para jugar para Australia, ni mucho menos para enfrentarme con Argentina, pero una vez que te convocan y te ponés la camiseta tenés que ir para adelante aunque esté tu madre enfrente, por lealtad y para honrar la camiseta que tenés puesta y a quien te eligió para llevarla. No hay lugar para otra cosa. Lo demás era una cuestión psicológica, agrandada por el periodismo y por la gente que habla, pero a la hora de la verdad es un partido de rugby, como cualquiera. Cuando me preguntaron, un poco me hinché las pelotas y dije ‘es muy simple, cuando pongan el himno argentino lo voy a cantar, cuando pongan el australiano también lo voy a cantar y después al que se me ponga enfrente lo voy a pasar por arriba’.
Sus enfrentamientos contra Los Pumas fueron 4 y admite que «algunos roces hubo. En el 86 allá en Australia no tanto porque les ganamos bien, 39 a 19 y 26 a 0, y cuando vos perdés no tenés tanto margen para hablar. Pero en el 87 empatamos el primer partido y Argentina ganó el segundo, ganó la serie, y hubo algunas estupideces como cuando el Ruso Sanz, en Cipolletti, antes de empezar el partido con Provincias Argentinas, pegó el grito desde la tribuna ‘matenló a ese cipayo hijo de puta’. Y después también, cuando jugamos en Vélez, me hablaron algunos jugadores, manijeados por Michingo O’Reilly, con el que siempre me llevé bien. Pero era un incentivo equivocado porque en realidad no me tenían que atacarme porque yo era un argentino que jugaba para Australia, tenían que hacerlo porque ese es su laburo/juego en cualquier partido y frente a cualquier rival. De todos modos ese partido fue de los mejores que jugué, tenía una adrenalina tremenda, y la gira la disfruté muchísimo, fueron 4 o 5 semanas espectaculares. Argentina es el mejor pais para hacer una gira de rugby«.
Mitad argentino, mitad australiano, el Topo elige a los entrenadores que más influencia tuvieron sobre su carrera: «Los entrenadores que más me influenciaron fueron el Dr. Carlos Bassani Arrieta, del que aprendí mucho sobre todo de la preparación mental y física, Ángel Guastella era un señor entrenador, un maestro espectacular, un tipo de ley, bien formado y que infundía respeto y Alan Jones, que me llevó a los Wallabies, tenía mucha visión del juego y muy hábil en el manejo del grupo humano».
A la hora de elegir jugadores entre sus compañeros señala: «Los mejores jugadores con los que jugué, de Australia fueron Nick Farr Jones, David Campese, Tom Lawton de hooker, Mc Intyre que era el otro pilar, Michael Lynagh, Mark Ella. Teníamos un equipo muy bueno. De Argentina te puedo nombrar a Daniel Baetti, uno de los que más me gustaba, Tati Milano, Chapa Branca; Loffreda y Madero (dos centros excepcionales), Héctor Pochola Silva y Sandro Iachetti, entre muchos otros buenos jugadores».
Llegar a Los Pumas desde el interior en los 70′ no era nada fácil y así lo recuerda: «En mi primera convocatoria a Los Pumas, en 1978, éramos cuatro del interior: Ricky Passaglia, Ronnie Seaton, Javier Escalante y yo. Después, con los años, hubo cada vez más. Fue difícil esa primera gira, fuimos a Inglaterra, Gales, Irlanda e Italia, jugamos 9 partidos y yo jugué uno solo, contra el Norte de Inglaterra y nos dieron un baile fenomenal, perdimos 20 a 4, que en esas épocas era un montón. Imaginate que un año después perdimos con los All Blacks 15 a 9″.
Luego agregó: «De ese viaje volví arruinado, me dejaron ‘engordar’ en el banco. El jugador es como un caballo de carrera, cuanto más juega mejor está. En el 79 me entrené como una bestia porque me propuse ‘si no me llaman es culpa de ellos’ y en la gira por Nueva Zelanda de 9 partidos jugué 7. Me gané el puesto».
Tras haber sido titular en 1980 y 81, el año 82 no fue positivo para Rodríguez en el seleccionado: «En la gira por Francia, Michingo me dejó de vuelta en el banco y puso a Serafín Dengra y Pablo Devoto, que era del CASI como él y como Perica Courreges que era el hooker. Además, ese año, me perdí la gira de Sudamérica XV porque los inteligentes de la UAR decidieron, para no ser tan ‘profesionales’, que un grupo vaya el seven de Hong Kong, otro viaje a Sudáfrica con Sudamérica XV y el seleccionado de Provincias del Interior iba a Nueva Zelanda. Yo era el capitán de ese equipo, hicimos toda la preparación y unos días antes se suspendió la gira por la guerra de Malvinas. Yo había jugado en Sudamérica XV en la primera gira, en 1980, y ese año también jugamos contra ellos en Montevideo y en Santiago de Chile».
No son muchos los pilares que jugaron en el alto nivel internacional tanto del lado derecho como del lado izquierdo del scrum: «Yo jugaba de los dos lados. En el 79 estaba Hugo Nicola de derecho y jugué de izquierdo, después Nicola dejó de jugar y cuando jugamos contra Australia jugó Pope Morel de izquierdo y yo de derecho. Y en Australia, en Warringah RC era pilar derecho y en el seleccionado jugaba de izquierdo».
Jugar de pilar implica una dura batalla cuerpo a cuerpo con el adversario y el Topo reconoció a su más duro adversario: «El rival más duro que me tocó enfrentar fue mi ex mujer jaja. Hablando en serio, el que más me costó fue el escocés Ian Milne, el Oso. Era un tipo de 140 kg. que se movía bastante pero (aunque yo no era el más fuerte, si tenía mucha perseverancia y nunca dejé de darle batalla hasta que en los últimos 10 minutos se cansó. Aparte íbamos ganando bien y eso siempre ayuda a ganar esa batalla personal».
Como parte de la historia de Los Pumas, Rodríguez destaca a sus sucesores y antecesores en la primera línea: «De los que vinieron después, Federico Méndez tenía las cualidades físicas y la mentalidad para ser un jugador top. Es uno de los que más me gustó, y el otro es Diego Cash que era muy trabajador y con muy buena técnica. De los anteriores a mi etapa me gustaban mucho los dos del SIC, Orzábal e Insúa que era grande como una casa y nunca iba para atrás».
En su currículum, además de 15 tests con Los Pumas y 26 con Australia, acredita uno más con la camiseta de Tahiti: «En 1981 fuimos con Tala a Nueva Zelanda de gira e hicimos escala en Tahiti por 36 horas. Vino el entrenador frances Robert Antonin a visitarnos. Eso fue en marzo y el 14 de julio, para el aniversario de la Revolución Francesa, jugaban un partido con el seleccionado de Francia que venía de vuelta de una gira por Australia. Un mes antes me llegó la invitación y fuimos con otros 3 jugadores de los All Blacks. Soy el único en la historia del rugby que jugó para tres países. Fue una girita espectacular, entrenamos un día, jugamos al otro y después nos quedamos 5 días disfrutando la playa. Perdimos 100 a 16 e hice el único try de Tahiti».
Otra camiseta ilustre en su carrera fue la blanca y negra de los Barbarians: «En el 91, con 39 años, fui capitán de los Barbarians en una gira que jugamos con Escocia y dos clubes de Irlanda que celebraban su aniversario: Cork Constitution y Old Wesley. Era justo la Celebracion del Centenario de los Barbarians FC. Son todas cosas a las que en su momento no les di demasiada importancia pero después de viejo, cuando ya no ganás más medallas, empezás a contar las que tenés guardadas«.