Mitad del segundo tiempo. Después de varios movimientos, los chicos que entreno, la 2002 de mi amada Uni, marcaban un lindo try donde la pelota pasó por muchas manos. El árbitro levántó su brazo convalidando la conquista. Los más cercanos se acercaron al que apoyó el try coronando el esfuerzo y el trabajo colectivo, para darle una palmada felicitándolo por el logro. Pero el Lucho, para nosotros, Luciano Correa, según el DNI, no festejó, ni siquiera una mueca de sonrisa había en su cara. Algo no estaba bien.
Más allá de ese gesto o falta de gesto, casi imperceptible no dejaba de ser una acción corriente de cualquier partido que muchos chicos juegan cada fin de semana. Común solo hasta ahí.
Minutos después de ese try, en una pausa del partido, Lucho se arrima al árbitro y le dice que el try que acababa de marcar no era lícito, había recibido la pelota estando por delante del pasador, por lo tanto estaba fuera de juego. Es decir le estaba pidiendo al árbitro QUE ANULARA SU PROPIO TRY. Creo que podrán imaginarse la cara de desconcierto del árbitro, quien después de escucharlo, se dirigió a la mesa de control y antes de pedir que se anulara el try, remarcó hasta el hartazgo la actitud honesta del Lucho.
De más está decir que todos los que estábamos cerca sentimos un gran orgullo, ni que hablar sus padres cuando se enteraron, de lo que hizo Luciano.
En una sociedad donde desde siempre se festeja la trampa, donde el fin justifica los medios y el ganar lo es todo sin importar el como, donde se festejan goles con la mano, donde se hace un culto de la viveza criolla, que de viveza no tiene nada, o como muy bien lo retrata Cambalache: el que no llora no mama y el que no afana es un gil, la actitud de este chico de 16 años es un aire de esperanza, un cachetazo a esa cultura nefasta de “seamos lo mas vivos”.
Lamentablemente es contracultural ser honesto, tanto que acciones como esta llaman la atención cuando debería ser lo normal. Lucho simplemente hizo lo correcto. Seguramente hay muchos Luchos creciendo por ahí. Ojalá algún día, no muy lejano, estas acciones pasen desapercibidas por que todos hacemos lo correcto.
Como salió el partido ? Que importa …. estos chicos ya ganaron.
Ernesto Linardelli, entrenador de M16 de Universitario Rugby Club de Mendoza