Hace algunos años, los Espartanos tuvieron una iniciativa: poner una imagen de la Virgen de Nuestra Señora del rugby, en un lugar muy especial de la ciudad, para que todos los que salieran en libertad pudieran verla seguido, y conectarse con todo lo vivido en la cárcel, pero al mismo tiempo, con aquello que les cambio la vida.
Compraron la imagen y se iniciaron los permisos pertinentes. La demora de la autorización, hizo que la imagen de la Virgen se fuera desplazando de un lugar a otro, hasta terminar depositada en un armario de la casa de Coco (Oderigo) hasta que llegara el momento de ir a su destino final.
Lo que nadie sabía, es que esa imagen seria la que terminaría siendo entregada en mano por Jesús Vega al Papa Francisco en su casa de Santa Marta, en la visita de los Espartanos al Vaticano.
Nosotros teníamos un plan, pero el de María era otro. Y lo hizo apoyada en nosotros.
En su larguísimo plan, María se apoyó en un Loco (más con «L» que con «C») que en silencio, durante años, creara esta obra de los Espartanos. Necesitó la generosidad de muchos, para poder llegar a Roma. Y se recostó en los brazos de un ex preso, para llegar con toda su humildad a su destino, imposible a nuestros ojos.
Desde ese día, nos gusta ver como nosotros pensamos cosas, pero María tiene sus propios planes y va trazando su camino, con paciencia y en segundo plano, hasta lograr su propósito, que nunca deja de sorprendernos.
Hace algunos años, Martín «Perca» Lanfranco, memorable jugador del club Newman, colocó una imagen de la virgen de Nuestra Señora del rugby en el jardín de su casa, para que desde allí, protegiera y acompañara a su familia.
Producto de una contingencia operativa de ultimo momento, ayer, Perca recibió un llamado:
– ¿Seguís teniendo la imagen de Nuestra Señora del rugby en tu casa?
– Si, respondió
– ¿Está en buen estado?
– Impecable. Solo hay que limpiarla un poquito
– ¿Nos la regalás?
– Si, respondió, sin siquiera preguntar para que.
A las dos horas, ya la virgen los había dejado.
Hoy, los Espartanos tuvieron una visita muy especial en su cancha de la Unidad 48. Y como es habitual, les regalaron a sus visitantes la imagen de Nuestra Señora del rugby.
Para cumplir su larguísimo plan, otra vez, María se apoyó en los hombres. Necesitó la voluntad de muchos para que sucediera un encuentro imposible en una cárcel. Necesitó el desprendimiento y generosidad de una familia. Y nuevamente se recostó en los brazos de un preso para llegar con la mayor humildad a su destino.
Esa imagen que durante años estuvo protegiendo y acompañando a la familia de Perca en su casa, estaba de paso.
Ahora se va a Nueva Zelanda.
Para proteger y acompañar, a los All Blacks.
Oscar López