Cuando habla transmite la misma pasión y compromiso que mostraba cuando era un talentoso apertura o centro de Hindú, el seleccionado de la URBA y Los Pumas. Hoy, a los 44, Juan de la Cruz Fernández Miranda es uno de los entrenadores de Jaguares, un equipo que representó de la mejor manera al rugby argentino en la una competencia de elite como el Súper Rugby.
«Es clave para nosotros generar un equipo que se comprometa, que trate de sentir de una manera parecida para poder transmitir cosas. Si individualmente no estás comprometido y convencido de lo que querés hacer es difícil poder transmitirlo hacia afuera. Entonces, desde el comienzo lo que quisimos fue, desde el el staff y después saltando a los jugadores, tener un compromiso realmente muy fuerte en lo que queríamos como equipo, además de la responsabilidad y de todo lo que eso conlleva. Arrancar desde principios y bases muy fuertes de laburo, de locura, de exigirnos al máximo, que sería nuestro ‘tocar la línea’ para ponerle una metáfora«, expresó el popular Manasa quien reconoció: «Lo buena que había sido la evolución del proceso de Jaguares en los 3 años previos. La experiencia del Aspirina (Raúl Pérez) y después de Mario (Ledesma) fue muy valiosa. Sería muy triste de nuestro lado no reconocer el camino que se había recorrido y la experiencia que habían acumulado los jugadores».
Tras la gran campaña de Jaguares, el segundo de los hermanos Fernández Miranda viaja por todo el país para distintas charlas de capacitación y resaltó la identidad que logró tener el equipo: «Ya se venía generando algo positivo y nosotros queríamos sumarle una cuota de lo que creíamos que era importante para seguir evolucionando. Por ejemplo la humildad era uno de los puntos claves para que el equipo sienta que siempre tiene que estar con los pies sobre la tierra, sin perder la confianza y siendo disciplinado. Son un poco los valores que cuando recorrés el país encontrás en todos los entrenadores que entrenaron a los chicos o que son parte de los clubes y que laburan en base a eso. Para representar a todos teníamos que tener muy fuertes y muy arraigados esos valores. Eso se fue logrando con el correr del año y terminó siendo espectacular como la gente reconoció el trabajo que se hizo».
Muy identificado con su club, para Juan Fernández Miranda es una experiencia nueva esto de formar parte del staff de la franquicia argentina que compite con las potencias del Hemisferio Sur: «Las aspiraciones de todo tipo que forma parte del rugby son las de evolucionar y por más que en algunos casos dicen ‘no, yo estoy bien acá’, internamente todos tenemos una cuota de querer ir por más. Lo soñaba pero con tranquilidad, pensaba ‘bueno, si llega bien y sino daré el máximo adonde me toque’. Estar en la final del Súper Rugby fue algo increíble, muy lindo, pero nos quedamos con la espina de que nos faltó un poco más para poner bajo presión a Crusaders más de lo que lo pusimos».
Llegar a Jaguares fue para Manasa la posibilidad de reencontrarse rugbísticamente con Gonzalo Quesada, con quien compartió en el club desde infantiles hasta primera y también en Los Pumas: «Fue espectacular poder volver a estar juntos, pensá que nosotros nacimos y jugamos juntos desde que tenemos uso de razón. Nos conocemos demasiado bien pero estos últimos años él tenía su camino en Europa y nosotros teníamos el nuestro en Hindú. Si bien no hacía falta aclarar nada porque nos conocemos mucho estuvo bueno trabajar juntos, aprender constantemente de él y me imagino que a él también le habrán servido mis formas o las del Dogo (Andrés Bordoy). Todos fuimos aportando para compartir vivencias y sensaciones para crecer, creo que de eso se trata. A mi me ayudó un montón y en este aprendizaje hay cosas que las confirmás y también tomás cosas nuevas», expresó.
Hindú es el club más exitoso de los últimos 25 años y Fernández Miranda tuvo mucho que ver como jugador y entrenador. Ante la consulta de cuánto pudo trasladar de Hindú a Jaguares, fue claro: «Creo que mucho, sobre todo en la parte mental y espiritual. Es difícil ver un equipo que le vaya bien y que no esté comprometido, que no sienta pasión por lo que hace y que no quiera transmitir en la cancha lo que hace. Para que haya resultados tiene que haber un poco de eso pero también una parte técnica y ahí la diferencia más grande es el tiempo de trabajo que en Hindú es finito, con chicos que vienen cansados de trabajar o estudiar y que entrenan de noche. En Jaguares tenés mucho más tiempo, podés trabajar de otra manera, con otro nivel de análisis, pero nunca perder ese fuego en el momento de la acción. Ese nivel de detalle que te da el tiempo no lo tenés en el rugby amateur».
El apellido Fernández Miranda es sinónimo de Hindú y los tres hermanos (Nicolás, Juan y Francisco) han compartido años dentro y fuera de la cancha pero hoy el rugby los encuentra separados: Nicolás está en Los Pumas, Manasa en Jaguares y Toto es uno de los entrenadores de Hindú: «A nivel familia todo esto es un orgullo total pero el otro día me contaba Nico que Mario (Lesdema) le preguntó ‘¿que te dijo Manasa de tal cosa?’ y Nico le dijo ‘la verdad que no nos vemos nunca’. Antes nos veíamos todo el día, laburábamos juntos y entrenábamos juntos, Toto no laburaba con nosotros pero compartíamos el día a día en el club. Está buenísimo porque siempre encontramos el momento para sentarnos y hablar un poco lo que vemos o nos pasa. Hablamos por teléfono pero perdimos horas de convivencia. De todos modos Hindú siempre va a ser nuestro lugar de encuentro y de disfrutar el rugby que es lo que realmente nos gusta».
Con sus dos hermanos mayores involucrados en los equipos de la UAR, Toto Fernández Miranda sigue en el rugby amateur que a veces padece con las convocatorias de jugadores a los seleccionados: «Toto a veces se queja, y me parece bárbaro, pero entiende que el jugador quiere una evolución y que juega para crecer. Hoy las reglas del juego son estas. Los jugadores que juegan bien van a terminar en un seleccionado, como era antes, salvo que antes era menos tiempo y lo tenías la mayor parte del año en el club. Hoy a veces toca que no esté pero el orgullo de ser entrenador de un jugador que llega al seleccionado es muy grande y es lindo verlos disfrutar porque sentís que el laburo que se viene haciendo en el club queda reflejado».
Tras finalizar su competencia, el staff de Jaguares, además de participar de las capacitaciones que organiza la UAR, ya piensa en 2020: «Estamos empezando a analizar lo que viene, en que podemos evolucionar y aprovechamos para capacitarnos fuera del ámbito del rugby, hablando con entrenadores de otras disciplinas o asistiendo a cursos o charlas de liderazgo o de lo que sea que nos enriquezca en lo personal. También estamos descansado un poco del día a día porque fueron 7 meses realmente exigentes, aunque los disfrutamos un montón».
En cuanto a los últimos jugadores contratados por la UAR, Manasa contó: «Eso se maneja a nivel head coach, academias, dirigentes y mucha gente que trabaja en el sistema. Hay mucha información y también vemos a los jugadores en la cancha que es lo más importante. Puede aparecer un crack que no esté en el sistema pero por lo general hoy tenemos una estructura de detección muy buena y hemos visto muchos buenos jugadores por ejemplo en Los Pumitas, que fueron semifinalistas. Se está haciendo un buen laburo y los mejores jugadores, por lo general, están todos dentro del sistema. Lo único que queda es verlos jugar, ver como se desarrollan y tener la paciencia de no tirarlos al ruedo antes de tiempo«.
Por último, en cuanto a los objetivos de Jaguares 2020 contó: «Todavía no hablamos de eso. Lo importante es, con todas las bajas de jugadores importantes que se van, rápidamente volver a enfocar a todos en el día a día, volver a trabajar y saber que todo lo que se logró fue fruto del esfuerzo, del laburo y no va a venir solo porque este año hayamos llegado a la final. Hoy los jugadores tienen la cabeza en el Mundial y después les daremos tiempo para recuperar la cabeza para cuando empiece la pretemporada. Los jugadores que no vayan al Mundial empiezan la pretemporada en noviembre porque el Súper Rugby empieza antes, el primer fin de semana de febrero. Los que vayan al Mundial van a tener un tiempo más de descanso para que puedan recuperarse de un año realmente muy exigente».