Pablo Filippini: «Estamos acá para dejar un legado en el rugby paraguayo»

Además de 44 jugadores repartidos en las franquicias de otros países, la Superliga Americana de Rugby 2021 también tiene representantes argentinos en los distintos staff técnicos y uno de ellos es Pablo Filippini, coach de habilidades mentales (mental skills) de Olimpia Lions.

El tercera línea de San Andrés y con experiencia en el rugby de Nueva Zelanda estuvo como invitado en #EdenPark desde Santiago de Chile donde se jugará la primera parte de la SLAR.

El Bichi Pablo Filippini contó como fue el camino que recorrió hasta llegar hoy, a los 30 años, a ser parte de esta competencia profesional a nivel continental.

«Soy del club San Andrés y desde chico amo el rugby. Yo nací con una pierna más corta que la otra y a los 25 años, en 2015, jugaba en la primera del club y me quedé sin cartílago en la rodilla. Fue como estar muerto en vida».

Su peor momento: «Fui a ver varios médicos y me dijeron que el cartílago no se regenera y que empiece a hacer yoga y bicicleta. Estuve un año, hice todos los tratamientos habidos y por haber, hasta un transplante cadavérico, y una persona del club, Felipe Cura (NDR: Fue capitán de Los Pumitas en 1988) se miró a los ojos y me dijo ‘vos vas a a volver’. Lo seguí, él fue mi gurú, empecé a laburar la cabeza y resumiendo, si mejorás 100 cosas un 1% mejorás un 100%. Fui encontrando un mundo apasionante y un montón de ganancias marginales como la hidratación, la meditación, música terapéutica. Para mi Felipe fue tan bueno que me hizo creer que fui convirtiéndome solo. En realidad el poder está en cada uno pero él fue un empujón espectacular».

Su experiencia personal: «Yo mido 1,75m. y si quería jugar en la Primera de mi club (San Andrés) de tercera línea tenía que hacer algo más. Además en esa época estábamos en Primera y había 110 jugadores, era mucho más difícil. Después, como en el club somos pocos, desde los 18 años ya estaba entrenando M14 y la primera rata de laboratorio es uno mismo.  Empecé a probar cosas con los más chicos cuando entrenaba o conmigo mismo cuando jugaba».

«Yo siempre digo que en el colegio nos enseñaron un montón de cosas pero en todo lo que tiene que ver con nuestras emociones no tenemos tantas herramientas y está bueno empezar a tenerlas».

Jugadores más expuestos: «Por un lado somos todos iguales y por el otro algunos están más expuestos como el tirador del line o el pateador. Lo que yo pienso es que cada jugador es distinto, cada puesto es distinto y cada uno necesita cosas distintas. Por ahí a un tercera línea lo querés un poco más «loco» o con más agresividad y por ahí a un 10 lo querés más pensante. El arte es encontrar que necesita cada uno y que cada uno encuentre las herramientas y entienda como lograr su mejor performance. Por ejemplo, que cada jugador identifique cuando jugó bien y porque para que encuentre lo que le hace sentir bien. Generalmente tiene que ver con lo que lo hace sentir libre y confiado en sí mismo, que lo haga jugar más desde la pasión que desde el miedo».

Los descreídos: «Lo que trato de hacer, sea dentro o fuera del rugby, es conocer a la persona y ver como entrarle. Si yo en vez de mostrarte a Pablo Filippini te muestro a Richie Mc Caw hablando de esto, es más probable que me escuches. Juego mucho con eso y al principio soy más cauto hasta que voy ganando esas pequeñas batallas».

Mirá Chasing Great, el documental de Richie Mc Caw

Los anclajes dentro de la cancha: «Hay un tipo que laburó mucho con los Chiefs, campeones 2012 y 2013, y los All Blacks 7s que se llama David Galbraith, que dice que en realidad el músculo de la concentración y de la cabeza se entrena 24/7. Hay procesos, anclajes y respiraciones que te preparan para esos momento. Son escenarios que ya viviste y los recreaste para que cuando te toque estés preparado».

«Rafael Nadal debe tener muy entrenado su lenguaje corporal porque a veces te da la sensación de que estás jugando contra un robot y eso no es casualidad».

Los neocelandeses: «Cuando llegué el plantel de los Taranaki Bulls el 80% de los jugadores eran del Súper Rugby y me imaginaba que eran tipos sin ningún miedo pero en realidad son chicos de 23 años que por ahí tienen 60 partidos de Súper Rugby pero también tienen las mismas angustias que tenemos nosotros. Si el anglosajón a veces tiene como una armadura y les cuesta más abrirse. A mi me ayudó el hecho de ser latino y que por ahí a los 10 minutos te cuento mi vida, vos me contás la tuya y cuando hay buena leche pasan cosas buenas».

La vulnerabilidad: «Así como acá hay problemas, en Nueva Zelanda un tema serio es el suicidio, que va un poco de la mano de la falta de gestión de las emociones. En el club que jugaba yo hubo un caso de un chico de juveniles que se había querido matar y un día juntaron a la Primera y preguntaron ‘levante la mano el que conoce a alguien que se suicidó’ y levantaron todos la mano menos yo. En los All Blacks si se labura mucho la vulnerabilidad con Gilbert Enoka, pero dentro de su cultura les cuesta mostrar muchas emociones. Son una sociedad diferente».

Olimpia Lions: «Estar en Olimpia es un lujo. Desde el Asper (Raúl Pérez) que te da un montón de confianza y todo el staff: Ricardo Le Fort me hizo cagar de risa todos los días, la Boga (Diego Ternavasio) un crack, Nico, Mica (Miguel Castelli) y Luifa (el.PF Juan Manuel Brizuela) todos muy simples, muy fáciles y los jugadores también. Estoy recontra agradecido y disfrutando. A veces me pongo a pensar que esto es una bendición. Obviamente extraño a mi novia o a mis viejos pero estoy recontra agradecido».

Argentinos y paraguayos: «En algunas cosas es distinto y en otras es igual. Hace diez años trabajo en el Barrio San Jorge y en el fondo los miedos y las emociones son muy parecidas. Algunos tienen más caparazón pero te diría que es igual. Por suerte, además, el grupo es muy lindo, los paraguayos son unos capos y estamos acá para dejar un legado en el rugby paraguayo».

«A los entrenadores yo les doy herramientas y ellos me las dan a mi porque son tipos de muchos años de rugby con los que no paro de aprender. Estoy con mi cuaderno anotando todo el tiempo».

El único equipo con un coach de mental skills: «Habría que ver cada caso. Se que el Asper es muy de innovar, dijo ‘vamos por acá’ y yo feliz y orgulloso. Si está claro que la pandemia fue una prueba emocional para todos y que si no hacés ese gimnasio mental y entendés lo que te hace bien, todo se hace más difícil».

El encierro por la pandemia: «En Nueva Zelanda ni lo sufrieron porque estuvieron encerrados muy poco y viven en el campo. Acá la actitud de los chicos ha sido espectacular y estamos 100% enfocados en disfrutar. Algunos extrañan y la pasan mal porque vos extrañás lo que amás y porque el cuerpo necesita movimiento para generar neuroquímicos que si no los tenés hasta te debilita el sistema inmunológico. Si yo te digo ‘estás estresado, andá a correr’ cuando vuelvas vas a estar más relajado, pero ahora hay veces que no lo podés hacer. Igual acá, aunque sea dentro del hotel, nos estamos moviendo y si tenemos un metro cuadrado nos entrenamos».

Su función dentro del rugby: «Es algo que se va a ir desarrollando. Hoy el 99% de los deportistas olímpicos hacen técnicas de entrenamiento mental. En los últimos 20 años se desarrollo la neurociencia como nunca en la historia y cada vez hay más conocimiento y más estudios que te pueden demostrar los beneficios del entrenamiento mental».

Cambiar la cabeza de un jugador: «Yo no tengo la verdad de nada pero estoy 100% seguro de que se puede. Y el mejor ejemplo es Richie Mc Caw que después del 2007 pensaba que no estaba listo para ser capitán y se empezó a autocuestionar. ¿Si se autocuestionó Mc Caw que capaz es el mejor capitán de la historia de los All Blacks porque no puede mejorar cualquier otro jugador?. Dan Carter cuenta en su libro que para el Mundial 2011 no había tomado alcohol durante un año e igual se lesionó por la presión que se autoponía. Estoy convencido de que la cabeza se puede entrenar pero tenemos creencias limitantes sobre las que hay que laburar».

«Primero te tenés que entender a vos mismo para entender al otro y después, cuando empezás a sentir empatía, empezás a descubrir lo que hay detrás de cada persona y empieza la magia».

La última campaña de Taranaki: «Son procesos. La Unión apuesta a formar jugadores y hoy vemos que algunos ya debutaron en los Chiefs. Quizás en 4 o 5 años digamos ojo con Taranaki. Me parece que el año pasado nos costó en defensa pero en ataque daba gusto ver jugar al equipo».

«A mi gusta competir y me importa el resultado pero lo que tenemos que pensar es ¿que es el éxito?. Cuando tenés claro que es ser lo mejor que uno puede ser eso te acerca naturalmente a los resultados».

Como medir los progresos: «Hay muchas formas tangibles de medir los progresos de las habilidades mentales. Desde estadísticas hasta imágenes o entrevistas. Hay formas de encontrar indicadores como el feed back inmediato de como se sienten los jugadores»

«Hay que hacerles ver a los jugadores que nos importa mucho que ellos estén bien y que sepan que tienen un canal abierto. Cuando hay buena leche los jugadores se dan cuenta que estás en la misma frecuencia».

La vulnerabilidad: «Lo primero es mostrar debilidad uno porque cuando uno se destapa de debilidad se hace imbatible. Una de las primeras sesiones fue eso, contar cada uno su historia desde la vulnerabilidad. Capaz que lagrimeas pero después estás dispuesto a dar todo por el de al lado porque lo conozco verdaderamente y lo entiendo. Y si uno se muestra vulnerable el otro también lo va a hacer. Esa es nuestra filosofía porque hay mil maneras de llegar a Roma, lo más importante es convencerse de una».

Lo importante es el camino: «El proceso en realidad es el premio. Ahora estamos viviendo algo increíble. Después el éxito es efímero en sí mismo, lo que es una locura y te queda para siempre es disfrutar el camino. La alegría de estar laburando en conjunto por el equipo es espectacular y lo hacemos por un sueño más grande que es formar una familia, porque somos familia, y poner un rugido de los Leones de Paraguay en toda Latinoamérica».

El liderazgo del equipo: «Me toca de cerca un poco el tema pero en el staff tenemos unos animales y trabajamos entre todos. No es un área solamente mía».

Su trabajo diario: «Depende del día pero dos veces por semana tengo una hora con el equipo para hacer diferentes ejercicios en los que trabajamos la gestión emocional, una meditación, actividades grupales, vulnerabilidad, gratitud, visión periférica, etc. Después hago lo me toque. Yo creo que hacer es la mejor manera de decir. Además tengo muy seguido charlas individuales y por suerte los chicos se acercan un montón, más estando en una burbuja en la que a veces están aburridos».

Los beneficios de los juegos: «En Taranaki también estaba a cargo de la destrezas y entonces uso muchos elementos para hacer juegos. El juego tiene tres beneficios básicos: emocional porque controlás las emociones, social porque hacés amigos y cognitivo porque le tenés que agarrar la vuelta. Por más que no sea en una cancha de rugby estás entrenando un músculo y te sirve adentro y afuera de la cancha».

«Me hubiese gustado ser jugador profesional. Por eso con los chicos hablo mucho de que en esta Superliga estamos viviendo un sueño».

La apuesta de los jugadores por el profesionalismo: «Los de los jugadores es una apuesta fuerte porque no es que te arregla la vida ser jugador profesional. Capaz que algunos con un laburo estable hasta pierden plata pero lo que está bueno es que detrás de esa decisión está la pasión. Un video que mostramos es de Cacho Vigil hablando de quiere ser amateur porque el amateur ama lo que hace. Y los chicos de Paraguay aman lo que hacen»

Trabajar en un grupo heterogéneo: «Nuestro desafío es unir las distintas historias. Individualmente cada uno es distinto y uno trata de ayudar al jugador a encontrar las herramientas que lo ayuden a mejorar. Después en lo grupal repetimos siempre que todos tenemos que estar en la misma foto y en la misma página«.

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