Andrés Bordoy y su visión del scrum argentino

El scrum es un tema siempre presente en las charlas de rugby y más en la actualidad. Quién esta a cargo de esa formación en el staff de Jaguares, es Andrés Bordoy, quien dialogó con XV Podcast y dejó algunas valiosas reflexiones respecto de como ve al scrum argentino tras su primera temporada en el Súper Rugby.

«El trabajo mio, al estar solo con los forwards, es bastante amplio pero es verdad que llegué a Jaguares en una situación en la que el scrum estaba un poco en la mira de todos. Se habló mucho, y al no estar funcionando como todo el mundo quisiera, había muchas críticas y todo el mundo opinaba. Lo positivo es que se fue dejando de lado un poco eso, vemos menos gente opinar y criticar, aunque sabemos que es parte del folklore del rugby argentino«, expresó el rosarino de 37 años.

«No se si no se le dio importancia, yo considero como entrenador que el scrum ha cambiado mucho en los últimos años y sigue cambiando cada temporada. Hace un par de meses cambiaron otra vez las reglas y que hay que ir adaptándose como jugador o como entrenador a esos cambios».

Andrés es uno de los tantos casos de jugadores que pasaron a jugar de primera línea cuando ya eran grandes: «Yo había jugado de tercera línea en Los Pumitas M19 y M21, en el club estaba un poco tapado por un montón de jugadores y se hizo un espacio de segunda línea, aunque no tenía la altura a nivel club me divertía hasta que llegó un momento en el que me di cuenta que si quería aspirar a algo más tenía que cambiar de posición. Justo dejó de jugar Hugo Céspedes y había un espacio de pilar derecho y elegí lo más duro que era pasar a ese puesto. No fue fácil pero me adapté, con mucho laburo, y un par de años después, a través de Federico Pucciarello, tuve la primera propuesta para irme a Europa. Primero estuve un mes en Munster, a prueba, y después otra en Brive, ahí me quedé».

Tras más de una década jugando y entrenando en Francia, el Dogo asumió en Jaguares a fines de 2018: «Había que trabajar con jugadores muy jóvenes pero ese trabajo está pagando y la progresión se está viendo. Cuesta, no es de un día para el otro. Si fuera tan fácil tendríamos muchos más pilares y mejores resultados, pero es un trabajo a largo plazo en el que hay que seguir insistiendo y hay que confiar. Si uno no está convencido de lo que propone y quiere hacer, o un norte adonde quiere ir, es muy difícil».

Así como pasó de grande a jugar en la primera línea, una lesión cervical lo obligó a retirarse antes de lo pensado: «En 2012 jugué un par de partidos en junio con Los Pumas, volví a Pau y en octubre, en un entrenamiento, sentí una descarga muy fuerte. Ahí empezó todo hasta que me diagnosticaron una hernia que estaba comprimiendo un nervio hacía bastante tiempo, me operaron bien pero la recuperación llegó un momento en el que no avanzó más. Paralelamente retomé mis estudios de educación física, el preparador físico del club me invitó a colaborar con él y un día, medio de caradura, le ofrecí al entrenador darle una mano con el scrum. Ahí empecé a entrenar, con más dudas que certezas, y fue el comienzo de mi carrera».

«Solo uso twitter y trato de filtrar un poco los comentarios pero es parte del rugby profesional y hay que saberlo. La crítica va a estar siempre pero hay que saber quien escribe, por ahí es un chico de 12 años o uno de 45 que en su vida jugó al rugby. No digo que muy pocos puedan hablar pero tampoco es un tema tan fácil como para que todo el mundo opine»

La regla de limitar el empuje en divisiones juveniles es, para muchos, una causa de la deficiencia del scrum argentino en la actualidad: «Todo cuenta. Creo que lo que más implica es la falta de consideración para el entrenador. Si yo soy entrenador de forwards de M17, y se empuja no más de un metro y medio, quizás le voy a dedicar más tiempo a otros aspectos del juego. Más si no soy tan fanático del scrum o prefiero darle más tiempo al line o a otras cosas. Yo estoy convencido de que en un metro y medio la pelota se puede recuperar o podemos ponernos en una situación favorable para hacer un lanzamiento del juego. No voy a entrar en detalles de todos los aspectos positivos que te da poder entrenar el scrum pero te aseguro que ese metro y medio te da un montón de oportunidades. Lo que cambiaría si hubiera empuje libre es que los entrenadores se pondrían a entrenar más scrum y le darían más importancia dentro de la formación del jugador».

En cuanto a las características o perfiles de los jugadores que se buscan para los seleccionados apuntó: «Todos los pilares sirven, algunos son mejores en el scrum y otros tienen más desplazamiento o mejor juego en el contacto. Es bastante diverso. Para el Súper Rugby necesitamos pilares que se puedan desplazar, correr y estar en la cancha sin poner en peligro al equipo pero no quiere decir que esos pilares no sean buenos en el scrum».

Sobre este último tema agregó: «Antes, hace 10 o 15 años, la cantidad de pilares que había era impresionante pero por distintas causas ahora no hay tantos. Al mismo tiempo nos damos cuenta de que hay. En la detección que se empezó a hacer el año pasado vemos que aparecen y es lo que tiene que pasar, que haya pilares con contextura física, que tengan cualidades en el scrum y también que tengan desplazamiento. Si ves un poco los pilares australianos o neocelandeses son de una contextura física importantísima y han trabajado mucho en el scrum. Llegan a los 20 o 21 años muy bien preparados».